En las vastas tierras cultivadas, donde el sol se derrama como fuego, mientras el terreno se torna árido y quebradizo, hay un espíritu salvaje que se manifiesta con fuerza. ¡El grito de Cartas Rojas! Una señal de inquietud que se percibe en el ambiente, una fuerza salvaje que domina a todos los presentes. Entre los surcos calientes y resecos